Se ha demostrado que el color es un factor importante para generar confianza y satisfacción en una página web.
El color tiene la capacidad de comunicar un significado al usuario e influenciar su percepción por medio de un efecto desencadenante. Cómo la exposición a un estímulo influye la forma en que nosotros responderemos a otro estímulo. De esa manera la exposición a un cierto color puede influir en la reacción del usuario frente al sitio web en un efecto de arrastre, es decir que la reacción emocional frente a un color puede traducirse a una interacción con la página web de forma positiva o negativa.
Existe un sin fin de intentos (sin éxito) para clasificar las respuestas a los diferentes colores individuales. Esos resultados revelaron que la reacción a un color se crea debido a experiencias personales, de modo que no puede traducirse de forma universal a un sentimiento específico (como decir que el color rosado te hará feliz).
Nuestra reacción al color no es absoluta. No hay una preferencia colectiva por un color sobre otro y hay muy poca evidencia que apoya que un botón verde de llamada a la acción (CTA) hará de forma universal que la persona compre un producto con más frecuencia que una CTA de color amarillo. La verdad del asunto es que ciertos colores se perciben a ser favorables para ciertas situaciones, además, de ser más apropiados que otros en contextos específicos.
No hay una preferencia innata frente a cierto color
Supongamos que uno de nuestros clientes realiza un test A/B porque queremos conocer sobre la efectividad de un color en comparación de otro. Los resultados fueron definitivos: una CTA de color azul incrementa la tasa de conversión a un 20%. Estos resultados podrían hacer que la mayoría de los diseñadores concluyan que una CTA de color azul produce una mayor tasa de conversión sobre una de color rojo e implementar dicha afirmación en otras páginas web.
Sin embargo, una mirada más profunda a los mapas de calor de los “movimientos del mouse” puso al descubierto que la diferencia en la conversión se debía más al ánimo del comprador que al color del CTA. Los usuarios que no convierten muestran un patrón diferente de comportamiento. Son más orientados a los detalles, pasan más tiempo en cada pieza de información, y su tiempo de participación era significativamente mayor.
Por otro lado, los usuarios que convertían tenían tendencia a ser más compradores compulsivos y pasar menos tiempo en una página y enfocarse menos en los detalles.
Lo único que podemos decir es que el botón rojo del CTA es mucho más apropiado para los “compradores compulsivos” que el de color azul. Asimismo, un solo color no puede explicar la variación en el comportamiento de los usuarios. El atractivo de cierto color se determina por su contexto y no por la preferencia del usuario sobre un color específico.
El proceso cognitivo detrás del sentido de conveniencia del color
Anthony G. Greenwald, profesor de psicología en la Universidad de Washington, junto a sus colegas observaron que las personas hacen conexiones mucho más rápido entre pares de ideas que ya tienen una relación en sus mentes en lugar de pares de ideas que no son conocidas. Un ejemplo para dicha asociación cognitiva es la fuerte relación que tenemos con “hombre” y “fútbol” o “mujer” y “maquillaje”.
Esto significa que cuando vemos la palabra “fútbol”, reaccionaremos más rápido cuando va presentado con la palabra “hombre” a diferencia de la palabra “mujer”. Estamos imprimados a conectar “hombre” y “fútbol” y “mujer” y “maquillaje” debido a su fuerte conexión en nuestras mentes. La medida en que estas ideas se relacionan difieren de la persona según su acervo cultural.
Lo mismo pasa con los colores. Nuestra reacción frente a los colores viene de las relaciones condicionales entre cierto color y lo que este representa. Además, si el rosado automáticamente se relaciona a pequeñas niñas, esta conexión bien establecida puede usarse para comunicar un mensaje al consumidor. Por ejemplo, si una nueva página web de ropa de niñas usa el color rosado en su nueva marca, en realidad toma ventaja de todo lo que ese color representa.
Cuando existe tal conexión, da lugar a una actitud más positiva frente al producto. Por lo tanto, un color congruente, producto de las combinaciones será procesado con más frecuencia y además será relacionado y calificado como más apropiado que las combinaciones incongruentes.
Esa es la razón porqué ciertos productos se perciben más apropiados cuando se muestran en ciertos colores, por ejemplo, los alimentos para el desayuno y el jabón (productos funcionales) fueron percibidos mejor en colores verdes y amarillos, la combinación de color más asociada con económico y limpieza (beneficios funcionales). De igual manera, la dignidad y el lujo (beneficios sensoriales y sociales) estaban muy asociados al plateado y negro.
No existe un grupo de reglas que puedan guiarnos a través del proceso de elección del color correcto para una página web. El color debe estar conectado al mensaje específico que queremos transmitir. El uso de un color específico debe tomar ventaja de nuestras experiencias pasadas y basarse en nuestras asociaciones existentes, pero sobre todo, debe ser congruente con el producto.
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¡Nos vemos en el próximo artículo!
Artículo cortesía de Staff Digital, agencia de diseño web en Lima, Perú.
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